Ésta fue la misa de ayer, sábado 19 de enero en Solano. La última, por un tiempo largo de Caro y la Sá en Rosario. Terminamos de grabar el disco, y las dos siguieron su instinto, detrás de mil quilómetros de camino de ripio. Andacollo es un pueblo al norte de la provincia de Neuquén, con inviernos nevados hasta lo imposible, con una soledad difícil de describir, y una distancia, desde casa, vuelta inmensidad. Allá están mis hermanas de esta pequeña fraternidad de música buscando los colores de un horizonte que les permita hacer de la misión su trabajo, que les permita vivir también otra fraternidad. Esta experiencia durará lo que dicte el corazón, durará el tiempo que tarde en hacer silencio el viento en su espíritu. Mientras, acá seguiremos, con toda la música que nos dejaron, extrañándolas, y esperando que Clara y Francisco caminen los mismos caminos que andarán ustedes, hacia las comunidades mapuche o hasta la casa de los campesinos. Ese camino que espero, un día de estos, abra la esperanza de un nuevo encuentro.
20 de enero de 2008
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3 comentarios:
Simplemente les deseo lo mejor chicas,que el Señor las acompañe en este viaje...Hasta entonces...
Un fuerte abrazo.Seguramente Clara Y Francisco estan a su lado...
Luz - Granadero Baigorria
Sin duda que volando se encuentran nuevos caminos, llenos de esperanza e ilusión, en compañia de mas hermanos, haciendo de cada encuentro una experiencia unica. Dios bendiga esta experiencia!!!
Las quiere mucho, Ada.
soy marta de andacollo gracias a Dios las tenemos acá, Dios siempre te hace este tipo de ragalos, te pone personas que pueden guiar de alguna manera a muchas personas, especialmente a la comunidad de los Miches.
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